El blockchain, fruto del consenso entre las partes, es la auténtica palanca de cambio del futuro de las transacciones.
Bitcoin ha sido la criptomoneda considerada, en mucho foros, como la primera y única, que ha allanado las bases para la seguridad en las transacciones del futuro. Aunque la explicación es algo más compleja, una de las ventajas del Bitcoin es que permite las transacciones anónimas en internet, y dada la posibilidad de que se pueden minar Bitcoins en casa con un equipo relativamente potente, la moneda necesitaba sí o sí un sistema de trazabilidad para garantizar la autenticidad de las transacciones.
Y aquí es donde entre el blockchain, que es la auténtica columna vertebral de las transacciones con Bitcoin, y está llamada a ser la base piramidal de la banca del futuro. Tanto que, a día de hoy todavía incipiente, está considerada como la nueva revolución industrialpor el potencial de cambio que puede suponer de cara a los próximos años en multitud de sectores estratégicos.
Básicamente, el blockchain funciona como un libro de contabilidad muy complejo: proporciona una estructura de datos a prueba de falsificaciones que permite identificar la identidad en origen y destino durante una transacción, verificar que es auténtica y dar el visto bueno para que se realice, de forma que cada cadena de datos criptográficos que verifica una transacción sea imposible de replicar, y por tanto, de falsificar. Y lo más importante: la registra para la posteridad.
A día de hoy, las transacciones realizadas con Bitcoin están secuenciadas a través de blockchain utilizando sistemas de cifrado SHA-256, de forma que todas las trasacciones que se hacen a través de esta base de datos distribuida son firmadas mediante una clave privada a prueba de manipulaciones por terceros.
La explicación en sí es mucho más compleja y la tecnología que tiene detrás, de base criptográfica y matemática es bestial, por lo que si te interesa el tema, te recomendiendo Decentralizing Privacy: Using Blockchain to Protect Personal Data o este podcastHow Block Chain Will Change the World, del Berkman Center for Internet and Society de la Universidad de Harvard, que profundizan algo más en el apartado más técnico.
El blockchain es la auténtica palanca de cambio de los sectores estratégicos
No obstante, lo interesante del blockchain como tecnología es que permite replantear totalmente el sistema de transacciones electrónicas, y por tanto, cambiar diametralmente el panorama de algunos sectores claves. La ventaja competitiva de blockchain para convertirse en el estándar de las trasancciones del futuro (y del presente), está en que es un base de datos que se ejecuta en millones de dispositivos y está abierto a cualquier persona u organización. No hay peleas por buscar un estándar o imponer una plataforma, pues ya está disponible, es libre, potente y se ha demostrado enormemente segura y altamente eficaz para la mayoría de transacciones.
Y, efectivamente, transacciones no son solo transferencias de Bitcoin: dinero, títulos, escrituras, música, arte, descubrimientos científicos, propiedad intelectual, votos… todo se puede intercambiar de forma segura utilizando blockchain como base de datos de las transacciones privadas. Todo sin intermediarios que sirvan de canal para el intercambio de información, como bancos, gobiernos o empresas de tecnología: funciona de forma distribuida, colaboraitiva y abierta, lo que hace prácticamente imposible, sumando a su tecnología, que las transacciones puedan ser falsificadas en su viaje del emisor al receptor, o posteriormente a nivel de firma única.
El registro de las transacciones, es decir, la base de datos que conforma el blockchain, no se almacena en un solo lugar, se distribuye a través de miles de ordenadores y dispositivo en todo el mundo. Nadie tiene la titularidad de salvaguardar la información, nadie puede comerciar con ella, y ahí reside su potencial.
Aunque desde su concepción se ha postulado como el salvador de la banca tradicional por abaratar las transacciones y permitir un cambio generacional muy flexible, la virtud del blockchain está en el consenso, puesto que genera una forma nueva de colaborar entre diferentes partes de la economía colaborativa,un sistema de transacciones de identidad y recursos distribuido, que permite una mayor flexibilidad de cara a integrar nuevas plataformas que se basen, precisamente, en el intercambio de información personal que requiera certidumbre.
Al fin y al cabo, es lo único incorruptible que el hombre ha inventado en la era de Internet. Y lo mejor de todo es que es resultado de un esfuerzo conjunto, de un consenso que solo se había alcanzado, en los últimos años, para poner en marcha la plataforma en la que se sostiene el blockchain: Internet.
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El blockchain, fruto del consenso entre las partes, es la auténtica palanca de cambio del futuro de las transacciones.
Bitcoin ha sido la criptomoneda considerada, en mucho foros, como la primera y única, que ha allanado las bases para la seguridad en las transacciones del futuro. Aunque la explicación es algo más compleja, una de las ventajas del Bitcoin es que permite las transacciones anónimas en internet, y dada la posibilidad de que se pueden minar Bitcoins en casa con un equipo relativamente potente, la moneda necesitaba sí o sí un sistema de trazabilidad para garantizar la autenticidad de las transacciones.
Y aquí es donde entre el blockchain, que es la auténtica columna vertebral de las transacciones con Bitcoin, y está llamada a ser la base piramidal de la banca del futuro. Tanto que, a día de hoy todavía incipiente, está considerada como la nueva revolución industrial por el potencial de cambio que puede suponer de cara a los próximos años en multitud de sectores estratégicos.
Básicamente, el blockchain funciona como un libro de contabilidad muy complejo: proporciona una estructura de datos a prueba de falsificaciones que permite identificar la identidad en origen y destino durante una transacción, verificar que es auténtica y dar el visto bueno para que se realice, de forma que cada cadena de datos criptográficos que verifica una transacción sea imposible de replicar, y por tanto, de falsificar. Y lo más importante: la registra para la posteridad.
A día de hoy, las transacciones realizadas con Bitcoin están secuenciadas a través de blockchain utilizando sistemas de cifrado SHA-256, de forma que todas las trasacciones que se hacen a través de esta base de datos distribuida son firmadas mediante una clave privada a prueba de manipulaciones por terceros.
La explicación en sí es mucho más compleja y la tecnología que tiene detrás, de base criptográfica y matemática es bestial, por lo que si te interesa el tema, te recomendiendo Decentralizing Privacy: Using Blockchain to Protect Personal Data o este podcast How Block Chain Will Change the World, del Berkman Center for Internet and Society de la Universidad de Harvard, que profundizan algo más en el apartado más técnico.
El blockchain es la auténtica palanca de cambio de los sectores estratégicos
No obstante, lo interesante del blockchain como tecnología es que permite replantear totalmente el sistema de transacciones electrónicas, y por tanto, cambiar diametralmente el panorama de algunos sectores claves. La ventaja competitiva de blockchain para convertirse en el estándar de las trasancciones del futuro (y del presente), está en que es un base de datos que se ejecuta en millones de dispositivos y está abierto a cualquier persona u organización. No hay peleas por buscar un estándar o imponer una plataforma, pues ya está disponible, es libre, potente y se ha demostrado enormemente segura y altamente eficaz para la mayoría de transacciones.
Y, efectivamente, transacciones no son solo transferencias de Bitcoin: dinero, títulos, escrituras, música, arte, descubrimientos científicos, propiedad intelectual, votos… todo se puede intercambiar de forma segura utilizando blockchain como base de datos de las transacciones privadas. Todo sin intermediarios que sirvan de canal para el intercambio de información, como bancos, gobiernos o empresas de tecnología: funciona de forma distribuida, colaboraitiva y abierta, lo que hace prácticamente imposible, sumando a su tecnología, que las transacciones puedan ser falsificadas en su viaje del emisor al receptor, o posteriormente a nivel de firma única.
El registro de las transacciones, es decir, la base de datos que conforma el blockchain, no se almacena en un solo lugar, se distribuye a través de miles de ordenadores y dispositivo en todo el mundo. Nadie tiene la titularidad de salvaguardar la información, nadie puede comerciar con ella, y ahí reside su potencial.
Aunque desde su concepción se ha postulado como el salvador de la banca tradicional por abaratar las transacciones y permitir un cambio generacional muy flexible, la virtud del blockchain está en el consenso, puesto que genera una forma nueva de colaborar entre diferentes partes de la economía colaborativa,un sistema de transacciones de identidad y recursos distribuido, que permite una mayor flexibilidad de cara a integrar nuevas plataformas que se basen, precisamente, en el intercambio de información personal que requiera certidumbre.
Al fin y al cabo, es lo único incorruptible que el hombre ha inventado en la era de Internet. Y lo mejor de todo es que es resultado de un esfuerzo conjunto, de un consenso que solo se había alcanzado, en los últimos años, para poner en marcha la plataforma en la que se sostiene el blockchain: Internet.
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