Es la tarde del día 3 de marzo. Como hace cada mes, Jason Furman camina por los prístinos pasillos de la dirección más famosa de Estados Unidos, 1600 Pennsylvania Avenue.
En las manos lleva un documento secreto que está a punto de entregar al presidente de Estados Unidos, Barack Obama.
Su trabajo como presidente del Consejo de Asesores Económicos del líder de la economía más poderosa del mundo consiste en llevar los datos al Despacho Oval antes de su publicación oficial. Y cada vez la misma cuestión aflora en la mente del presidente.
“La pregunta que me hace con más frecuencia es qué pasa con el crecimiento salarial”, dice Furman.
La respuesta del jueves 3 de marzo fue similar a la de meses anteriores: la creación de empleo va bien, pero el crecimiento salarial sigue siendo un problema.
Es uno de los principales retos económicos actuales. Los salarios afectan a todo, desde las tasas de interés a cómo planeamos el futuro.
Estados Unidos ha superado la recesión y el empleo está mejorando, pero los salarios siguen siendo bajos.
Allí, los sueldos medios llevan más de 40 años estancados. En Japón y Alemania, no ha habido aumento en 20 años.
Y es un problema global: el crecimiento salarial ha sido débil en todo el mundo durante casi una década.
“En los últimos siete y ocho años, el crecimiento salarial ha sidomuy decepcionante en todo el mundo”, afirma John Van Reenen, director del Centro de desempeño económico de la London School of Economics (LSE).
Desde la crisis financiera global, el crecimiento salarial, que iba bien en los últimos 50 o 60 años (aumentando un 2% al año aproximadamente) cayó mucho en países más ricos y también en países pobres o estancados, mantiene Van Reenen.
El experto afirma que en Reino Unido, por ejemplo, los salarios cayeron de forma dramática: hubo una caída de más del 10% en los salarios reales en los seis años posteriores a 2008.
“Una caída así no tiene precedentes”, dice Van Reenen.
“Tenemos que situarnos en la década de 1920 antes de ver descensos en salarios reales de una magnitud semejante”.
Los países que han avanzado más en este sentido, tanto antes como después de la crisis, han sido las economías emergentes.
China, en particular, lo ha hecho “extraordinariamente bien”, según el experto.
“El crecimiento de China desde 1980 ha producido crecimientos enormes de los salarios reales, e incluso tras la crisis, esto ha continuado, aunque a un ritmo mucho menor que antes”.
Pero, ¿por qué los salarios son tan bajos en muchos países?
Para Jason Furman, el asesor de Obama, un factor es el aumento de la utilización de máquinas para trabajos que antes hacían personas.
El fenómeno se concentra más en sectores como la producción de autos, pero “se está extendiendo a toda la economía”, afirma.
“Si se analizan los últimos 25 años en Estados Unidos y otros países industriales, esto es lo que ha pasado”.
Para Furman, la innovación tecnológica ha complementado y mejorado las capacidades de los profesionales cualificados, mientras que los avances han acabado reemplanzado los puestos de trabajo de las personas situadas en el medio de la escala de cualificaciones.
“Pero no han reemplazado a los que trabajan en hospitales atendiendo a los pacientes”, dice.
Así que aumentan los puestos de trabajo a ambos lados de la escala laboral,mientras que descienden en medio.
Desigualdad
“En Estados Unidos producimos unos U$16 billones al año”, dice Furman.
Pero los beneficios de estos ingresos “están divididos”.
La proporción que llega a los trabajadores en forma de salarios ha descendido, según el asesor del presidente Obama.
“Sin embargo, la proporción que va a empresas en forma de beneficios ha aumentado, y esta es una de las razones por las que los aumentos salariales no van a la par con el crecimiento económico”, afirma.
Una de las razones más importantes es el descenso de la proporción de trabajadores que están afiliados a un sindicato.
“Cuando la afiliación sindical desciende, la parte de la renta que va al 90% de la población también baja”, dice Furman.
Y la afiliación sindical está por debajo del 10% ahora en Estados Unidos, “por lo que no debería sorprendernos que la proporción de renta que va a ese 90% de los hogares esté desde hace un siglo en su punto más bajo”.
También ha habido un cambio real en las dinámicas institucionales que afectan la distribución de la renta: el declive de los sindicatos, la caída del salario mínimo ajustado por la inflación, el aumento de la concentración sectorial, el aumento de empresas súper exitosas.
Todo esto ha contribuido al descenso de la renta del trabajo en favor de la renta del capital, hacia los directivos y la gente que trabaja en empresas exitosas.
Y manejar todo esto también es una parte importante de lidiar con la desigualdad y el crecimiento salarial.
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Es la tarde del día 3 de marzo. Como hace cada mes, Jason Furman camina por los prístinos pasillos de la dirección más famosa de Estados Unidos, 1600 Pennsylvania Avenue.
En las manos lleva un documento secreto que está a punto de entregar al presidente de Estados Unidos, Barack Obama.
Su trabajo como presidente del Consejo de Asesores Económicos del líder de la economía más poderosa del mundo consiste en llevar los datos al Despacho Oval antes de su publicación oficial. Y cada vez la misma cuestión aflora en la mente del presidente.
“La pregunta que me hace con más frecuencia es qué pasa con el crecimiento salarial”, dice Furman.
La respuesta del jueves 3 de marzo fue similar a la de meses anteriores: la creación de empleo va bien, pero el crecimiento salarial sigue siendo un problema.
Es uno de los principales retos económicos actuales. Los salarios afectan a todo, desde las tasas de interés a cómo planeamos el futuro.
Estados Unidos ha superado la recesión y el empleo está mejorando, pero los salarios siguen siendo bajos.
Allí, los sueldos medios llevan más de 40 años estancados. En Japón y Alemania, no ha habido aumento en 20 años.
Y es un problema global: el crecimiento salarial ha sido débil en todo el mundo durante casi una década.
“En los últimos siete y ocho años, el crecimiento salarial ha sidomuy decepcionante en todo el mundo”, afirma John Van Reenen, director del Centro de desempeño económico de la London School of Economics (LSE).
Desde la crisis financiera global, el crecimiento salarial, que iba bien en los últimos 50 o 60 años (aumentando un 2% al año aproximadamente) cayó mucho en países más ricos y también en países pobres o estancados, mantiene Van Reenen.
El experto afirma que en Reino Unido, por ejemplo, los salarios cayeron de forma dramática: hubo una caída de más del 10% en los salarios reales en los seis años posteriores a 2008.
“Una caída así no tiene precedentes”, dice Van Reenen.
“Tenemos que situarnos en la década de 1920 antes de ver descensos en salarios reales de una magnitud semejante”.
Los países que han avanzado más en este sentido, tanto antes como después de la crisis, han sido las economías emergentes.
China, en particular, lo ha hecho “extraordinariamente bien”, según el experto.
“El crecimiento de China desde 1980 ha producido crecimientos enormes de los salarios reales, e incluso tras la crisis, esto ha continuado, aunque a un ritmo mucho menor que antes”.
Pero, ¿por qué los salarios son tan bajos en muchos países?
Para Jason Furman, el asesor de Obama, un factor es el aumento de la utilización de máquinas para trabajos que antes hacían personas.
El fenómeno se concentra más en sectores como la producción de autos, pero “se está extendiendo a toda la economía”, afirma.
“Si se analizan los últimos 25 años en Estados Unidos y otros países industriales, esto es lo que ha pasado”.
Para Furman, la innovación tecnológica ha complementado y mejorado las capacidades de los profesionales cualificados, mientras que los avances han acabado reemplanzado los puestos de trabajo de las personas situadas en el medio de la escala de cualificaciones.
“Pero no han reemplazado a los que trabajan en hospitales atendiendo a los pacientes”, dice.
Así que aumentan los puestos de trabajo a ambos lados de la escala laboral,mientras que descienden en medio.
Desigualdad
“En Estados Unidos producimos unos U$16 billones al año”, dice Furman.
Pero los beneficios de estos ingresos “están divididos”.
La proporción que llega a los trabajadores en forma de salarios ha descendido, según el asesor del presidente Obama.
“Sin embargo, la proporción que va a empresas en forma de beneficios ha aumentado, y esta es una de las razones por las que los aumentos salariales no van a la par con el crecimiento económico”, afirma.
Una de las razones más importantes es el descenso de la proporción de trabajadores que están afiliados a un sindicato.
“Cuando la afiliación sindical desciende, la parte de la renta que va al 90% de la población también baja”, dice Furman.
Y la afiliación sindical está por debajo del 10% ahora en Estados Unidos, “por lo que no debería sorprendernos que la proporción de renta que va a ese 90% de los hogares esté desde hace un siglo en su punto más bajo”.
También ha habido un cambio real en las dinámicas institucionales que afectan la distribución de la renta: el declive de los sindicatos, la caída del salario mínimo ajustado por la inflación, el aumento de la concentración sectorial, el aumento de empresas súper exitosas.
Todo esto ha contribuido al descenso de la renta del trabajo en favor de la renta del capital, hacia los directivos y la gente que trabaja en empresas exitosas.
Y manejar todo esto también es una parte importante de lidiar con la desigualdad y el crecimiento salarial.
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