Esta última semana la polémica sobre la neutralidad de la red se ha trasladado a Berlín. Angela Merkel, la canciller alemana, ha comentado en un evento que un internet “de dos carriles” en el que uno de ellos priorice el tráfico de ciertos servicios sería beneficioso.
Esos servicios, según la mandataria, irían desde un servicio de películas en streaming hasta los sistemas para gestionar los coches sin conductor y las consultas médicas a distancia. Servicios básicos, a los que un tráfico garantizado tendría beneficios notables. ¿Pero a qué precio?
Garantizar el servicio no implica sacrificar la neutralidad
Es precisamente el simple hecho de un internet de dos velocidades el que choca con la definición estricta de neutralidad que por ejemplo defendía hace cosa de un mes Barack Obama. Para muchos, la cuestión es evitar la pesadilla en la que un usuario tendría que pagar mucho más para acceder a ciertos servicios.
La buena noticia es que de momento la Unión Europea y la mayoría de las grandes compañías tecnológicas defiende la neutralidad de la red. Lo que defiende Merkel, que es garantizar la buena calidad del tráfico de una red para que servicios básicos puedan funcionar, es respetable. Pero todo lo que hay detrás de eso se merece que pensemos bien en la forma de aplicarlo.
Imagen | medienmagazinpro
Esta última semana la polémica sobre la neutralidad de la red se ha trasladado a Berlín. Angela Merkel, la canciller alemana, ha comentado en un evento que un internet “de dos carriles” en el que uno de ellos priorice el tráfico de ciertos servicios sería beneficioso.
Esos servicios, según la mandataria, irían desde un servicio de películas en streaming hasta los sistemas para gestionar los coches sin conductor y las consultas médicas a distancia. Servicios básicos, a los que un tráfico garantizado tendría beneficios notables. ¿Pero a qué precio?
Garantizar el servicio no implica sacrificar la neutralidad
Es precisamente el simple hecho de un internet de dos velocidades el que choca con la definición estricta de neutralidad que por ejemplo defendía hace cosa de un mes Barack Obama. Para muchos, la cuestión es evitar la pesadilla en la que un usuario tendría que pagar mucho más para acceder a ciertos servicios.
La buena noticia es que de momento la Unión Europea y la mayoría de las grandes compañías tecnológicas defiende la neutralidad de la red. Lo que defiende Merkel, que es garantizar la buena calidad del tráfico de una red para que servicios básicos puedan funcionar, es respetable. Pero todo lo que hay detrás de eso se merece que pensemos bien en la forma de aplicarlo.
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