por Carlos Castillo para Manzana Mecánica
Desde hace 5 años que en la OMPI (Organización Mundial de Propiedad Intelectual) se debate un tratado para permitir la creación de libros para ciegos. Actualmente, se requiere la autorización expresa del titular del copyright de una obra para poder crear un libro para ciegos (por ejemplo en Braille o como audiolibro), lo que en la práctica significa que estos libros sólo existen cuando hay una ganancia comercial de por medio.
Las consecuencias son desastrosas. En los países en desarrollo, menos del 1% de los libros están disponibles en formato accesible, y menos del 5% en los países desarrollados.
En España la organización ONCE tiene más de 100.000 libros en castellano traducidos a sistema Braille, mientras que las bibliotecas especializadas en Colombia, Nicaragua, México, Uruguay y Chile tienen 9.000 libros en total, entre todas ellas (como Papelucho, el libro que lee el niño de la foto). Los libros que tiene ONCE podrían ser reproducidos inmediatamente en los países de latinoamérica, pero hacerlo es ilegal de acuerdo a las actuales leyes de copyright. Las bibliotecas de cada país de América Latina tienen que repetir separadamente el mismo esfuerzo que ya realizó ONCE, y está claro que no tienen los fondos para hacerlo.
El tratado [texto consolidado del 22 de junio de 2013] busca ser lo más amplio posible, y considerar cualquier formato para el material. El caso más obvio es un libro o una ilustración impresa. Pero una película o un vídeo educacional también podría haber sido considerado parte del tratado, por ejemplo entregando una descripción en Braille de lo que está sucediendo en la pantalla, para que la persona pueda escuchar la narración y al mismo tiempo entender lo que está sucediendo.
¿Quiénes se opusieron?
Como era de esperarse, la industria del entretenimiento estadounidense ha torpedeado el acuerdo desde sus inicios. KEI ha documentado a través de 142 páginas de e-mails cómo la MPAA (el lobby de la industria del cine) consiguió que la oficina de Propiedad Intelectual estadounidense actuara a través de sus embajadas para evitar que el tratado incluya usos justos. The Guardian ilustraba en un artículo la situación por la que pasaba el tratado en los últimos días de su negociación:
muchos delegados de países en desarrollo están preocupados porque las excepciones al copyright en el tratado final serán tan complejas que las harán virtualmente inútiles para la gente ciega o con impedimentos visuales en el sur global.
Knowledge Ecology International (KEI), una organización sin fines de lucro con sede en Washington y Ginebra, identificó una lista de las empresas que trabajaron en contra de este tratado. La lista incluye a General Electric, Disney, Viacom, Exxon Mobil, y Caterpillar, estas últimas preocupadas de que introducir excepciones para ciegos en temas de derecho de autor, podría abrir la puerta para que se introdujeran excepciones en temas de patentes que beneficiaran a personas con discapacidad.
El resultado
El tratado fue finalmente aprobado en Marruecos esta semana. KEI considera que en la versión final del tratado prevalecieron los puntos principales que benefician el acceso al conocimiento:
Hay algunas áreas donde el tratado podría haber sido mejor, pero los negociadores de EE.UU. y Europa respondieron notablemente a los lobbies de la industria editorial. Pero, el resultado muestra un cambio en el poder de las negociaciones globales sobre derechos de propiedad intelectual. EE.UU. y Europa fallaron en su intento de bloquear o hacer inefectivo el tratado. Los países en desarrollo formaron fuertes lazos con varios países independientes como Australia, Canadá, Suiza e incluso Japón para mover el tratado en una dirección positiva.
¡Felicitaciones a los que trabajaron cinco años para conseguir este acuerdo!
por Carlos Castillo para Manzana Mecánica
Desde hace 5 años que en la OMPI (Organización Mundial de Propiedad Intelectual) se debate un tratado para permitir la creación de libros para ciegos. Actualmente, se requiere la autorización expresa del titular del copyright de una obra para poder crear un libro para ciegos (por ejemplo en Braille o como audiolibro), lo que en la práctica significa que estos libros sólo existen cuando hay una ganancia comercial de por medio.
Las consecuencias son desastrosas. En los países en desarrollo, menos del 1% de los libros están disponibles en formato accesible, y menos del 5% en los países desarrollados.
En España la organización ONCE tiene más de 100.000 libros en castellano traducidos a sistema Braille, mientras que las bibliotecas especializadas en Colombia, Nicaragua, México, Uruguay y Chile tienen 9.000 libros en total, entre todas ellas (como Papelucho, el libro que lee el niño de la foto). Los libros que tiene ONCE podrían ser reproducidos inmediatamente en los países de latinoamérica, pero hacerlo es ilegal de acuerdo a las actuales leyes de copyright. Las bibliotecas de cada país de América Latina tienen que repetir separadamente el mismo esfuerzo que ya realizó ONCE, y está claro que no tienen los fondos para hacerlo.
El tratado [texto consolidado del 22 de junio de 2013] busca ser lo más amplio posible, y considerar cualquier formato para el material. El caso más obvio es un libro o una ilustración impresa. Pero una película o un vídeo educacional también podría haber sido considerado parte del tratado, por ejemplo entregando una descripción en Braille de lo que está sucediendo en la pantalla, para que la persona pueda escuchar la narración y al mismo tiempo entender lo que está sucediendo.
¿Quiénes se opusieron?
Como era de esperarse, la industria del entretenimiento estadounidense ha torpedeado el acuerdo desde sus inicios. KEI ha documentado a través de 142 páginas de e-mails cómo la MPAA (el lobby de la industria del cine) consiguió que la oficina de Propiedad Intelectual estadounidense actuara a través de sus embajadas para evitar que el tratado incluya usos justos. The Guardian ilustraba en un artículo la situación por la que pasaba el tratado en los últimos días de su negociación:
Knowledge Ecology International (KEI), una organización sin fines de lucro con sede en Washington y Ginebra, identificó una lista de las empresas que trabajaron en contra de este tratado. La lista incluye a General Electric, Disney, Viacom, Exxon Mobil, y Caterpillar, estas últimas preocupadas de que introducir excepciones para ciegos en temas de derecho de autor, podría abrir la puerta para que se introdujeran excepciones en temas de patentes que beneficiaran a personas con discapacidad.
El resultado
El tratado fue finalmente aprobado en Marruecos esta semana. KEI considera que en la versión final del tratado prevalecieron los puntos principales que benefician el acceso al conocimiento:
¡Felicitaciones a los que trabajaron cinco años para conseguir este acuerdo!
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