En la comunicación política tradicionalmente se han acostumbrado los mensajes complejos y técnicos, tanto en la información de instituciones de gobierno, en los partidos políticos como en lo que transmiten las figuras políticas. A medida que la tecnología avanza, la sociedad se transforma y surgen nuevas demandas ciudadanas, esta forma de comunicación se ha enfrentado a la necesidad de ir ajustando los parámetros para incentivar el interés de los electores.
No es tarea sencilla. Estrategas, consultores, asesores, expertos en muchas áreas de la comunicación, la política y la democracia invierten horas de análisis y deliberación para determinar cuál será la mejor estrategia para posicionar la imagen de candidatas, candidatos, partidos políticos y gobiernos, para así tener al final una campaña política exitosa. La competencia es alta y requiere de todos los conocimientos y herramientas disponibles.
La cereza del pastel, en todo este trabajo que se realiza con el equipo de estrategia política, es sin duda alguna los mensajes que se elaboran para distintas plataformas de información en armonía con la imagen de la figura política que se pretende resaltar. Dichos mensajes deben ser primero, fieles a las convicciones e ideologías de quién es el portavoz; y segundo, plenamente estructurados para cada sector de receptores del mensaje, entendiendo que no es lo mismo que recibe, o percibe, una persona que lee el periódico cada mañana a un usuario de twitter o un automovilista que transita diariamente por alguna de las principales avenidas de la ciudad.
En cualquier caso, el mensaje debe transmitir de forma sencilla y con terminología simple, que cualquier persona pueda tener sin interpretaciones entrelinea, lo que se quiere comunicar. Al simplificar una política pública, una nueva iniciativa de reforma o una propuesta electoral, no podemos perder información fundamental del contenido. Resaltar los beneficios para la población es clave en esta parte y dejar la puerta abierta para la retroalimentación a través de la participación activa de la ciudadanía.
Son cinco puntos importantes a considerar para la estructuración de nuestros mensajes, los que debemos tener presentes. Si uno falla, reducimos considerablemente las posibilidades de éxito y podemos perder a un sector interesante en la jornada electoral:
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La confianza de la ciudadanía en la persona o institución que emitirá los mensajes. No podemos basarnos en un análisis cuantitativo, es decir número de followers, likes o las veces que la gente comparte los contenidos, sino ponderar las cualidades de los comentarios en torno a la réplica de la información que se transmite.
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La credibilidad de la fuente de información y quienes dan voz a los mensajes en réplica o acompañamiento.
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Las declaraciones previas, tanto en áreas del servicio público como en la vida personal. La sociedad y sobre todo los medios de comunicación no perdonan una declaración errada de una figura pública.
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Los mensajes contradictorios. Estos pueden surgir de la propia fuente de comunicación, como de personajes de acompañamiento que sean clave en nuestra estrategia.
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La forma en que se presenta el mensaje. Redactar un texto es el primer paso, para continuar se debe considerar a detalle el uso de herramientas gráficas que acompañen el mensaje y enriquezcan nuestros contenidos, sabiendo que el impacto puede varias si nos apoyamos en una fotografía para una postal, una infografía o si decidimos hacer un GIF.
Si bien el discurso político debe ser el punto de partida, al comunicar en diferentes plataformas debemos tomar en consideración otros factores. Más allá de la prensa escrita, la televisión, los espectaculares y las revistas, las plataformas digitales constituyen ya un espacio imprescindible en una estrategia de comunicación política, por decirlo más concretamente:
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En Twitter: los mensajes deben contener menos de 140 caracteres con espacios,
acompañados de preferencia de una imagen que represente el texto que acompaña. En caso de elegir una postal (imagen con texto) el contenido no debe ser igual a lo que escribimos en el tweet, pero si complementario. Por otra parte, si optamos por una infografía, esta debe ser clara y simple, sin cargarla de contenidos gráficos que distraigan al usuario del mensaje central. Los videos y GIFs deben ser dinámicos y con una secuencia lógica entre los cintillos, el discurso si es que hay voz y las imágenes que contienen. Podemos, y casi diría debemos, incluir siempre una liga al sitio de interés que ayude a complementar la información y llevar nuestra interacción a otras plataformas. Un Hashtag que concentré toda la información en torno al tema es básico en nuestra estrategia.
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En Facebook: el mensaje de texto puede ser de 4 o 5 líneas como máximo, cuidando siempre no llegar al “… ver más”. Acompañando nuestro mensaje, de manera imprescindible, con datos duros e información valiosa para las y los seguidores, con una liga de interés que complemente la información o cualquier herramienta gráfica que nos ayude a reforzar la estructura del mensaje. En esta red socia, es más fácil desarrollar una conversación con las y los seguidores, por lo que resulta fundamental contestar a los comentarios de manera cordial y atenta, a pesar de que no siempre comulguen con la idea central de lo que estamos comunicando. Mantener una línea de respeto y tolerancia a la pluralidad será el eje central, siempre que busquemos consolidar una imagen positiva.
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En Instagram: los mensajes son básicamente gráficos, a través de fotografías, postales o vídeos cortos, nos permite transmitir de una manera mucho más personal. Aquí podemos encontrar gran cantidad de etiquetas alusivas a todo tipo de contenido, pero nuestro hashtag de campaña debe ocupar el primer lugar.
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En YouTube: al ser una plataforma de vídeo, nos permite concentrar todas las transmisiones en vivo, cápsulas informativas y otros mensajes en este formato, para lograr usarlos como complemento en otras plataformas digitales.
Vamos que, como nuestra cereza del pastel, la estructuración de los mensajes debe ser rica, llamativa, que se antoje a probar y claro, ¡compartir!
La cereza del pastel en la comunicación: los mensajes no se transmiten igual en las diferentes plataformas.
En la comunicación política tradicionalmente se han acostumbrado los mensajes complejos y técnicos, tanto en la información de instituciones de gobierno, en los partidos políticos como en lo que transmiten las figuras políticas. A medida que la tecnología avanza, la sociedad se transforma y surgen nuevas demandas ciudadanas, esta forma de comunicación se ha enfrentado a la necesidad de ir ajustando los parámetros para incentivar el interés de los electores.
No es tarea sencilla. Estrategas, consultores, asesores, expertos en muchas áreas de la comunicación, la política y la democracia invierten horas de análisis y deliberación para determinar cuál será la mejor estrategia para posicionar la imagen de candidatas, candidatos, partidos políticos y gobiernos, para así tener al final una campaña política exitosa. La competencia es alta y requiere de todos los conocimientos y herramientas disponibles.
La cereza del pastel, en todo este trabajo que se realiza con el equipo de estrategia política, es sin duda alguna los mensajes que se elaboran para distintas plataformas de información en armonía con la imagen de la figura política que se pretende resaltar. Dichos mensajes deben ser primero, fieles a las convicciones e ideologías de quién es el portavoz; y segundo, plenamente estructurados para cada sector de receptores del mensaje, entendiendo que no es lo mismo que recibe, o percibe, una persona que lee el periódico cada mañana a un usuario de twitter o un automovilista que transita diariamente por alguna de las principales avenidas de la ciudad.
En cualquier caso, el mensaje debe transmitir de forma sencilla y con terminología simple, que cualquier persona pueda tener sin interpretaciones entrelinea, lo que se quiere comunicar. Al simplificar una política pública, una nueva iniciativa de reforma o una propuesta electoral, no podemos perder información fundamental del contenido. Resaltar los beneficios para la población es clave en esta parte y dejar la puerta abierta para la retroalimentación a través de la participación activa de la ciudadanía.
Son cinco puntos importantes a considerar para la estructuración de nuestros mensajes, los que debemos tener presentes. Si uno falla, reducimos considerablemente las posibilidades de éxito y podemos perder a un sector interesante en la jornada electoral:
La confianza de la ciudadanía en la persona o institución que emitirá los mensajes. No podemos basarnos en un análisis cuantitativo, es decir número de followers, likes o las veces que la gente comparte los contenidos, sino ponderar las cualidades de los comentarios en torno a la réplica de la información que se transmite.
La credibilidad de la fuente de información y quienes dan voz a los mensajes en réplica o acompañamiento.
Las declaraciones previas, tanto en áreas del servicio público como en la vida personal. La sociedad y sobre todo los medios de comunicación no perdonan una declaración errada de una figura pública.
Los mensajes contradictorios. Estos pueden surgir de la propia fuente de comunicación, como de personajes de acompañamiento que sean clave en nuestra estrategia.
La forma en que se presenta el mensaje. Redactar un texto es el primer paso, para continuar se debe considerar a detalle el uso de herramientas gráficas que acompañen el mensaje y enriquezcan nuestros contenidos, sabiendo que el impacto puede varias si nos apoyamos en una fotografía para una postal, una infografía o si decidimos hacer un GIF.
Si bien el discurso político debe ser el punto de partida, al comunicar en diferentes plataformas debemos tomar en consideración otros factores. Más allá de la prensa escrita, la televisión, los espectaculares y las revistas, las plataformas digitales constituyen ya un espacio imprescindible en una estrategia de comunicación política, por decirlo más concretamente:
En Twitter: los mensajes deben contener menos de 140 caracteres con espacios,
acompañados de preferencia de una imagen que represente el texto que acompaña. En caso de elegir una postal (imagen con texto) el contenido no debe ser igual a lo que escribimos en el tweet, pero si complementario. Por otra parte, si optamos por una infografía, esta debe ser clara y simple, sin cargarla de contenidos gráficos que distraigan al usuario del mensaje central. Los videos y GIFs deben ser dinámicos y con una secuencia lógica entre los cintillos, el discurso si es que hay voz y las imágenes que contienen. Podemos, y casi diría debemos, incluir siempre una liga al sitio de interés que ayude a complementar la información y llevar nuestra interacción a otras plataformas. Un Hashtag que concentré toda la información en torno al tema es básico en nuestra estrategia.
En Facebook: el mensaje de texto puede ser de 4 o 5 líneas como máximo, cuidando siempre no llegar al “… ver más”. Acompañando nuestro mensaje, de manera imprescindible, con datos duros e información valiosa para las y los seguidores, con una liga de interés que complemente la información o cualquier herramienta gráfica que nos ayude a reforzar la estructura del mensaje. En esta red socia, es más fácil desarrollar una conversación con las y los seguidores, por lo que resulta fundamental contestar a los comentarios de manera cordial y atenta, a pesar de que no siempre comulguen con la idea central de lo que estamos comunicando. Mantener una línea de respeto y tolerancia a la pluralidad será el eje central, siempre que busquemos consolidar una imagen positiva.
En Instagram: los mensajes son básicamente gráficos, a través de fotografías, postales o vídeos cortos, nos permite transmitir de una manera mucho más personal. Aquí podemos encontrar gran cantidad de etiquetas alusivas a todo tipo de contenido, pero nuestro hashtag de campaña debe ocupar el primer lugar.
En YouTube: al ser una plataforma de vídeo, nos permite concentrar todas las transmisiones en vivo, cápsulas informativas y otros mensajes en este formato, para lograr usarlos como complemento en otras plataformas digitales.
Vamos que, como nuestra cereza del pastel, la estructuración de los mensajes debe ser rica, llamativa, que se antoje a probar y claro, ¡compartir!
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